Rowan Williams: La obra de James Alison es un modelo de claridad: su exposición es serena, coloquial, sin perder de vista las exigencias del tema que trata. Es un ejemplo de cómo se puede expresar uno de los temas más tradicionales del Cristianismo con una tenacidad intelectual absolutamente moderna, exenta de las frases estereotipadas que tanto abundan en el empastelamiento teológico actual. Es la presentación más imaginativa y lúcida de una teología de la redención que he leído en los últimos años. Pero, por encima de todo, demuestra que no podemos hacer una verdadera teología, una reflexión sincera sobre qué es y qué hace Dios, sin convertirnos a una nueva visión de nosotros mismos y del mundo. No podemos conocer a Dios si no captamos la profundidad de nuestra libertad y de nuestra esclavitud, si no renunciamos a fingir una pureza y una inocencia falsas, si no nos comprometemos a ir al encuentro de aquellas personas a las que marginamos y oprimimos, creando con ellas la esperada comunidad de donación mutua. Esta es la comunidad que depende de la resurrección de Jesús; pertenecer a ella de todo corazón significa conocer a Jesús, y en El al Dios a quien llamaba «Padre».
Salamanca: Secretariado Trinitario, 1994 (ISBN 848864311X)